martes, 30 de septiembre de 2014

Los marcados. Meadow Castle


Western de Meadow Castle (Prado Castellanos Allentorn, 1911-?) publicado por Editorial Bruguera en su colección Kansas con el número 377 en 1965. Hemos leído la reedición de Ediciones B publicada en 2001 en su colección Bravo Oeste con el número 431. Tiene 96 páginas y costaba 175 pesetas.

Enloe Studimire es el propietario del Mare Ranch en Williston en Dakota del Norte. Además de esto es el mejor pistolero de la comarca, respetado por todos por haber empleado sus armas en defender la causa de la justicia. Tanto es así que todos le llaman El Santo. La única nota discordante con respecto a esta imagen es que es un hombre excepcionalmente feo. Enloe hace diez años que no utiliza sus pistolas debido a una promesa que hizo a su sobrina Evelyn cuando murió el padre de ésta. Evelyn ha vuelto del colegio del Este donde estudiaba junto con su amiga Sara, la hija del capataz del We Ranch en Montana.
Cuando algunos vaqueros y señoritos se sobrepasan con Evelyn en una taberna de Williston, Enloe interviene con sus puños, pero se ve en la necesidad de usar sus armas cuando aquéllos buscan venganza. Convencido por su sobrina y el sheriff, Enloe decide abandonar Williston antes que utilizar sus armas de nuevo.
Enloe llega a la población de Wolf Point en Montana. En la taberna del lugar tiene una dura pelea debido a una provocación causada por su fealdad. Dos jóvenes vaqueros, Del Stowall y Zach, se ponen de su parte y le ayudan. Después de hacerse amigos, los tres acuden al We Ranch para pedir trabajo. Carey, el propietario, les acepta, aunque el capataz, el padre de Sara, no los ve con buenos ojos. Esa misma noche, nueve vaqueros vestidos como miembros del Ku Klux Klan acuden en busca de Enloe para darle una paliza otra vez por su fealdad. Del y Zach salvan la situación una vez más.
La llegada de Evelyn para visitar a su amiga Sara revela la identidad de Enloe. A partir de ese momento todos le respetan por ser el temido y admirado Santo.
Asimismo un gran número de personas que han sufrido las maldades del cacique de la región, el tratante de ganado Gerald, acuden pidiendo ayuda a Enloe. Del y Zach, magníficos tiradores, se ocupan del asunto en lugar de su amigo Enloe. En la taberna de Wolf Point tienen una violenta escaramuza con los hombres de Gerald. Éste logra escapar. A continuación, una atractiva mujer, Edna, se presenta a Enloe para que libere a sus hermanos de una deuda de juego que los mantiene casi esclavizados a las órdenes de Elmo, el lugarteniente de Gerald. A pesar de las advertencias de Del y Zach de que se trata de un engaño, Enloe vuelve a las armas y se enfrenta con Elmo y sus hombres. Los tres amigos logran deshacerse de todos ellos en otro violento enfrentamiento. Al final, Edna, que ha logrado así vengarse de su amante Elmo, se ríe de la fealdad de Enloe.
Del se siente cada vez más atraído por Evelyn, mientras que Zach está enamorado de una bella joven que se pasa la vida detrás de una ventana en una casa de estilo español.
La llegada de los señoritos de Williston en busca de venganza no hará más que complicar aún más las cosas.

Un muy aceptable western de Meadow Castle sólo perjudicado por algunas situaciones mal resueltas, algunas confusiones en la narración de las escenas de acción y la deficiente tipografía. El estupendo final recuerda sin duda alguna al de Duelo en la alta sierra (1962) de Sam Peckinpah. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

El gigante de Cheyenne. Marcial Lafuente Estefanía



Western de Marcial Lafuente Estefanía (1903-1984) publicado por Editorial Bruguera en junio de 1969 dentro de su colección Colorado con el número 611. Tiene 125 páginas y costaba 9 pesetas. La cubierta lleva una ilustración de Desilo. Se reeditó en 1977 dentro de la colección Héroes del Oeste con el número 963 y en 1979 en misma colección con el número 1076.

Steve Roddy, un joven vaquero de Cheyenne (Wyoming), viaja en una diligencia hacia El Paso (Texas). En la misma diligencia viajan dos chicas cantantes, Irina y Maisy, y dos caballeros del Este, Robert Faber y Ryan Loren. La bella Irina es cortejada por Robert, pero ésta sólo tiene interés por Steve, que se muestra taciturno y ausente. Llegados a la población de Las Cruces (Nuevo México), Steve se las tiene que ver con Wallace, el dueño de un saloon donde se despluma de su dinero a los incautos. Ello le sirve para hacer amistad con Henry Funch, un joven ranchero de El Paso, que viaja con una enorme cantidad de dinero para pagar la hipoteca que pesa sobre su rancho. Steve también se las tiene que ver con Robert y Ryan, que intentan provocarle, aunque el joven se las arregla para echarlos de la diligencia en el camino hacia El Paso.

Irina y Steve hacen amistad por el camino y ésta le cuenta que ella y Maisy van a trabajar como cantantes en el Frontera Saloon de Mineo Forrest. Ellas no lo saben, pero el local tiene una pésima reputación. Mineo es un hombre violento, metido en negocios sucios y que maltrata a las chicas que trabajan para él. Las dos muchachas pronto se dan cuenta de esto y acaban alojándose en el rancho de Henry Funch y su hermana Susan.

Steve ha acudido a El Paso en busca de un hombre llamado Tom Burton, el asesino de su padre. Con la ayuda del sheriff local y del inspector Logan de los Rangers de Texas, empieza su búsqueda, aunque se las tendrá que ver tambíen con Mineo Forrest, que forma parte de una amplia organización dedicada al tráfico de marihuana. Los cabecillas de esta organización son el abogado Paul Hinz y el ranchero Christian Power, aunque por encima hay un misterioso jefe al que nadie conoce.  Forrest, enamorado de Irina y celoso de Steve, enviará a unos asesinos a sueldo para acabar con el vaquero. Ello sólo hará desencadenar un enfrentamiento directo con Steve, que acabará ayudando decisivamente al sheriff y a los Rangers en su misión de acabar con el tráfico de drogas en la región.

Un aceptable western de don Marcial, más conciso y con personajes menos estereotipados que en otras ocasiones. Evitando la verbosidad, construye una trama coherente en la más pura tradición pulp con el tema de la venganza como punto de partida. Es curiosa la inclusión del tema del tráfico de drogas en la frontera mexicana (pensemos que se escribió a finales de los 60) y que es un tema poco habitual en la literatura del Oeste que publicaba Bruguera en ese momento. Por otra parte, continúa el autor en su crítica implacable hacia las figuras del poder local (el sheriff, el abogado, el ranchero, el dueño del saloon) y hacia lo que él llama despectivamente los "elegantes" (la burguesía del Este).

lunes, 8 de septiembre de 2014

Senda de los mormones. Donald Curtis



Western de Donald Curtis (Juan Gallardo Muñoz, 1929-2013) publicado por Editorial Bruguera dentro de su colección Búfalo serie roja con el número 968 en mayo de 1972 con 125 páginas y reeditado en agosto de 1979 en la misma colección con el número1346 y 95 páginas. Hemos leído la reedición publicada en 2001 por Ediciones B en su colección Oeste legendario con el número 427. Tiene 96 páginas y costaba 175 pesetas.

Una caravana de mormones es masacrada cerca de las orillas del  Gran Lago Salado en Utah. Los autores de la matanza son unos misteriosos enmascarados dirigidos por un siniestro personaje que lleva una túnica amarilla con una extraña cruz en el pecho y una capucha del mismo color.
Mort Dundee, un ladrón de bancos, disfrazado de predicador, llega por casualidad al lugar y descubre la carnicería. Un moribundo le informa antes de fallecer que los asesinos eran mujeres. Posteriormente, Noemi Garland, una chica superviviente del grupo de mormones, dispara sobre Mort sin éxito y se desmaya debido a las heridas. Mort recoge a la chica y la lleva a la cercana población de Murray, donde es atendida por un médico. Un grupo de mormones capitaneado por un tal Efraín culpa a Mort de la matanza y lo acribillan a balazos dejándolo por muerto en medio de la calle. Efraín habla luego con Noemi, que ya está casi recuperada y le informa de la verdad acerca de la conducta de Mort. Efraín, lleno de remordimientos, acude en ayuda de Mort para al menos enterrar su cadáver dignamente, pero éste ha desaparecido. Se entera de que ha sido recogido por Lady Lilian Larkin, una extraña mujer que vive en su rancho con sus ocho hijas y cuyo marido fue el creador de una extraña y fanática doctrina religiosa especialmente violenta e intransigente, que sigue al pie de la letra su familia.
Mort se recupera en el rancho de Lady Lilian, donde no deja de tener algún encontronazo con las hijas de la mujer, especialmente con Jezabel, que está destinada a casarse con Shett Bresler, el propietario de las minas de cobre y de las salinas de la región.
Mort, ya repuesto, acude a Murray para interesarse por Noemi, pero allí los dos sufren un mortal ataque por parte de pistoleros contratados, que además formaban parte del rancho de Lady Lilian.
Ésta, a pesar de sus extrañas creencias religiosas y de la fortalezas física y mental que atribuye a sus propias hijas, confiesa a Mort que está atemorizada por la presencia en la región de un ranchero loco llamado Saul Herrow, otro fanático religioso, que ha fundado una secta llamada Puritanos del Manto Amarillo. Bresler, el novio de Jezabel, también teme a Herrow que ha jurado destruir a sus oponentes religiosos.
Ante todo ello, Mort se dirige al rancho de Herrow para poner las cosas en claro, aunque su cabeza está llena de dudas y no puede dejar de pensar en el moribundo que acusó a unas mujeres asesinas de ser las causantes de la matanza de mormones.

Extraño e inquietante western de Donald Curtis lleno de una atmósfera agobiante, donde el fanatismo religioso de distintas tendencias se sitúa en medio de un paisaje seco y árido, con la presencia de un sol inclemente y del blanco de las minas de sal como elementos destacados del escenario. Hay muchas influencias en esta breve novela. Pienso especialmente en un western de Don Siegel con Clint Eastwood titulado El seductor (1970) e incluso en La casa de Bernarda Alba. De todas formas, el autor, obligado por la escasa extensión de que dispone, recurre a un esquematismo abstracto que menoscaba el resultado final y tiene que terminar su relato de manera rápida y precipitada, aunque tengo una duda. Me pregunto si Bruguera para hacer esa reducción de 125 a 95 páginas recurría simplemente a empequeñecer el tamaño de la letra o procedía al corte de fragmentos de la novela para hacerla encajar en esa drástica reducción de cerca de 20 páginas.