jueves, 29 de octubre de 2015

El loto azul (Le lotus bleu). Hergé


El Loto Azul (Le Lotus bleu ) es el quinto álbum de la serie Las aventuras de Tintín, creada por el historietista belga Hergé. Se publicó por entregas en Le Petit Vingtième —suplemento semanal infantil del diario católico conservador Le Vingtième Siècle— entre el 9 de agosto de 1934 y el 17 de octubre de 1935, a un ritmo de dos páginas semanales en blanco y negro, formando la segunda parte de la historia por entonces conocida como Tintín en Oriente. La primera edición en álbum, también en blanco y negro, apareció en 1936 en la editorial Casterman. La primera edición en color, en la misma editorial, data de 1946. Para ella, las primeras cuatro páginas del álbum fueron íntegramente dibujadas de nuevo, y se introdujeron también ciertos cambios de menor importancia en otras partes del libro.
El Loto Azul es la segunda parte de una historia iniciada en el álbum anterior, Los cigarros del faraón, aunque puede leerse de forma independiente. La acción se desarrolla en su mayor parte en China, principalmente en la ciudad de Shanghái. El título está tomado del nombre de un ficticio fumadero de opio de esta ciudad. Tiene una gran relevancia dentro de la historia de la serie, por ser la primera vez que su creador, Hergé, se preocupó por documentarse exhaustivamente acerca del tema tratado, para lo que contó con la ayuda de un estudiante chino, Zhang Chongren, que influiría notablemente en el álbum y en su obra posterior. Para algunos autores, se trata de la primera obra maestra de Hergé e incluso hay quien considera este álbum el mejor de toda la serie.
En España el álbum fue publicado en 1965 por Editorial Juventud con traducción de Concepción Zendrera.

Tras finalizar su lucha contra la sociedad secreta de narcotraficantes narrada en Los cigarros del faraón, Tintín descansa en el palacio del maharajá de Rawhajpurtalah. Allí recibe la visita de un emisario chino que es envenenado con una flecha impregnada de radjaidjah, el veneno que hace perder la razón. Antes de perder la razón, el mensajero sólo puede decir dos palabras: «Mitsuhirato» y «Shanghái». Tintín decide partir hacia esta ciudad para resolver el enigma. Una vez allí, es recibido por Mitsuhirato, quien resulta ser un comerciante textil japonés. Este le dice que fue él quien envió al mensajero para pedirle que permaneciera con el maharajá, quien se encuentra en peligro. Tras la entrevista, Tintín es objeto de dos atentados contra su vida, de los que se salva gracias a la agresiva intervención de un joven chino. Al acudir a una cita con éste, Tintín comprueba que también ha sido envenenado con el radjaidjah. Ante la imposibilidad de obtener más información, decide embarcar de vuelta a la India.
En el barco, Tintín y Milú son secuestrados y trasladados a la casa de Wang Jen-Ghié, padre del joven demente que salvó a Tintín. Wang le informa de que pertenece a una sociedad secreta denominada Los Hijos del Dragón, dedicada a la lucha contra el tráfico de opio. También le advierte de que Mitsuhirato es el principal responsable de tal actividad en China, además de ser un agente al servicio del gobierno japonés. Interceptando emisiones de radio cifradas, Tintín obtiene una pista que le conduce a un fumadero de opio llamado El Loto Azul. Siguiendo a Mitsuhirato desde allí, observa cómo vuela un tramo de vía férrea, acción que, acompañada por una intensa actividad propagandística, permite a Japón justificar una intervención militar en China. Tintín es capturado y Mitsuhirato le inyecta una dosis de radjaidjah antes de dejarle en libertad. Sin embargo, el veneno había sido previamente sustituido por agua por uno de los hijos del dragón. Mitsuhirato denuncia a Tintín a las autoridades de ocupación japonesas, que ponen precio a su cabeza. Pese a todo, Tintín consigue escapar y llegar a casa de Wang.
Al poseer una muestra del veneno, Tintín decide regresar a Shanghái para analizar el radjaidjah y buscar una cura. Tras hacerse pasar por general, atraviesa las líneas japonesas y entra en la concesión internacional burlando la vigilancia. Un noticiero que ve en un cine en el que se ha refugiado, le informa de que está en la ciudad el profesor Fan Se-Yeng, experto en cuestiones relacionadas con la demencia. Le busca en su casa, pero aquél se demora excesivamente. Las indagaciones de Tintín le revelan que el sabio ha sido secuestrado y que piden un rescate por él pero, antes de que pueda hacer nada, es detenido por la policía, que le expulsa de la concesión haciéndole caer en manos de los japoneses.
Condenado a muerte, Tintín es salvado por el señor Wang. Siguiendo la pista, decide viajar a Hou-Kou para localizar al profesor Fan. Una inundación le obliga a abandonar el tren y le permite salvar de morir ahogado al joven Tchang Tchong-Jen, quien decide acompañar a su salvador. Mientras tanto, Mitsuhirato consigue que el jefe de la policía de la concesión, el corrupto Dawson, colabore en la captura de Tintín. Para ello, envía a Hernández y Fernández a Hou-Kou. Los dos policías detienen a Tintín, pero Tchang sustituye sus credenciales y el periodista queda en libertad. Cuando llegan al lugar donde se debe pagar el rescate por el profesor Fan, un agente de Mitsuhirato hiere a Tintín, a quien sólo la intervención de Tchang consigue salvar.
Los dos jóvenes regresan a Shanghái. Tras una semana de reposo en casa del señor Wang, Tintín espía a Mitsuhirato y se entera de que este se dispone a capturarles a todos. En efecto, cuando vuelve a casa ve que la familia Wang ha sido secuestrada. Una pista le conduce a El Loto Azul, donde oye a Mitsuhirato mencionar un almacén del puerto. Al día siguiente por la noche, Tintín se esconde en un barril que los traficantes conducen al almacén. Allí es capturado por Mitsuhirato, quien le revela que su jefe es el mismo Rastapopoulos, quien se presenta allí. Los bandidos pretenden que el demente hijo del señor Wang les decapite a todos, pero la intervención de Tchang y los hijos del dragón, escondidos en otros barriles, consigue salvarles y detener a los delincuentes.
Además de acabar con la red de traficantes de opio, las investigaciones de Tintín dejan al descubierto las argucias japonesas, por lo que Japón debe abandonar el territorio chino. Los señores Wang deciden adoptar a Tchang y Tintín zarpa de vuelta a casa.

viernes, 23 de octubre de 2015

Abilene. Marcial Lafuente Estefanía


Novela de Marcial Lafuente Estefanía publicada por Editorial Bruguera en setiembre de 1962 dentro de su colección Héroes del Oeste con el número 205. Tenía 121 páginas. Hemos leído la reedición de Brainsco en su colección Cinco puntas con el número 196 publicada en febrero de 2005. Tiene 96 páginas y costaba 1,50 €.

Un vaquero desconocido, el tejano Abilene, llega a Pendleton (Oregon) en busca de trabajo. El propietario y el capataz del rancho Bar 13 le rechazan por considerarle un vagabundo proveniente de los campos mineros de California. Pero Abilene es tozudo y reclama el trozo de tierra que por ley federal le corresponde. Elige una parcela que está dentro de los terrenos del Bar 13 y aunque el propietario Fulton Ower se enfurece por ello, resulta que nadie en la región tiene sus terrenos registrados ni existe tal registro. Abilene indica al juez Irwin Peash, que al mismo tiempo es el dueño del almacén de Pendleton, a que abra el libro registro aunque al principio se opone. Sarah, la hija del juez, se siente atraída por Abilene desde el principio.
Los indios umatillas parece que han desenterrado el hacha de guerra y un día que Sarah está en el río bañándose dos de ellos la atacan. La cercanía de la cabaña de Abilene facilita que éste salga en su defensa y la rescate. Pero el resto de indios les persiguen. Abilene hace que Sarah salga huyendo y él distrae la atención de los indios, enfrentándose a su jefe Navikan al que perdona la vida. Posteriormente Abilene y Navikan se hacen amigos, así como Sarah es amiga de Kayak, la novia de Navikan.
Los vaqueros del rancho Bar 13 quieren echar a Abilene de sus tierras, pero éste se defiende con el revólver y mata al capataz del rancho. Ante lo peligroso de la situación y habiendo hablado con el juez, Abilene decide marchar de Pendleton durante un año. Luego volverá para reunirse con Sarah.

Abilene llega a la población de The Dalles donde pronto se da cuenta de que el cacique local es un tal Thomas Palmer, el dueño de todos los garitos de juego de Oregon y un hombre muy peligroso. Desde el principio, Abilene se enfrenta a Palmer y sus pistoleros. Se pone de parte de Rosemary, la dueña del saloon La reina del Columbia, a la que Palmer quiere obligar a casarse con él. Cuando éste se apodera ilegalmente del saloon, ya que Rosemary no quiere jugadores de ventaja en su local, Abilene tiene que intervenir con la consiguiente violencia.
Mientras tanto, Abilene trabaja como leñador en los bosques cercanos. Allí tiene varias aventuras con los leñadores descubriendo un complot de una empresa rival para perjudicar a aquélla en la que trabaja. Viaja después hasta Portland para limpiar la ciudad de los garitos de juego que allí tiene Palmer. Luego, ante los desmanes cometidos por éste en The Dalles, vuelve para impartir justicia acompañado por Johnson, el capataz de los leñadores, y con la ayuda del sheriff Latimer, un antiguo pistolero que vuelve por sus fueros para acabar con Palmer y sus negocios ilegales. Rosemary, que era prisionera de Palmer, es liberada.
Abilene decide volver ya a Pendleton para reencontrarse con Sarah y ajustar cuentas con Fulton Ower, que ha ocupado el terreno registrado por Abilene. Los indios umatillas y su jefe Navikan serán aliados imprescindibles en la lucha de Abilene contra Fulton y sus asesinos.

Novela un tanto errática en su desarrollo y argumento, con algunas confusiones evidentes que no sabemos si son debidas al autor o a la imprenta. El argumento es previsible pero podría tener el encanto de las narraciones orales si un exceso de verbosidad o de repetición de situaciones no lastrase el interés del lector. Una novela más de don Marcial con algunos detalles interesantes y poco más.

miércoles, 14 de octubre de 2015

El tesoro de Martin Hews (The Treasure House of Martin Hews). E. Phillips Oppenheim


Novela de E. Phillips Oppenheim (1866-1946) publicada en 1929. Fue publicada en España por Editorial Molino en su colección Biblioteca Oro en 1940 con el número 83. La traducción es de Zoe Godoy. Fue reeditada en la colección Selecciones de Biblioteca Oro en 1953.

El mayor Henry Owston, militar en excedencia y económicamente en horas bajas, es contratado por el multimillonario Martin Hews como secretario y hombre de confianza, en el fondo como guardaespaldas. Hews vive en una extraña mansión en medio de páramos desolados y zonas pantanosas al borde del Támesis con un fondo de cielos contaminados por las fábricas. Su casa es una auténtica fortaleza que basa toda su seguridad en el uso de la electricidad. La casa está llena de pasadizos secretos y puertas secretas que la convierten en un auténtico laberinto. El millonario mantiene permanentemente allí un auténtico pequeño ejército privado que lo protege a él y a su valiosa colección de arte. De hecho, la preocupación máxima de Hews es que alguien pueda robarle su colección única en el mundo y que tiene un valor incalculable.

Para reunir su gran colección, Hews no sólo ha recurrido a su fortuna sino también a medios más expeditivos como pedir la colaboración de conocidos hampones de Londres para robar obras de arte a museos y propietarios privados. La policía hasta ahora no ha podido demostrar nada porque Hews también tiene en nómina a abogados y procuradores que le solucionan cualquier problema de este tipo. Pero ni todo el dinero del mundo ha podido solucionar su mayor problema: un defecto congénito en las piernas le impide caminar. Es prácticamente un inválido y se sirve de un cochecito eléctrico de su invención para desplazarse.

Martin Hews se ha servido hasta ahora de dos bandas de hampones para sus asuntos: la de Jim Donkin y la del misterioso Joseph. Las dos bandas se han enfrentado en una batalla campal porque ambos jefes se habían enamorado de la misma mujer: la atractiva Raquel. Jim Donkin ha perdido la lucha y protegido por Hews huye al extranjero, algo en lo que colabora Henry Owston. Raquel queda bajo la protección del millonario en su propia casa, aunque ella parece seguir enamorada de Joseph.

Nadie sabe quién es Joseph, ni tan sólo sus propios colaboradores. Se dice de él que es alguien perteneciente a la alta sociedad, tal vez un millonario, y además es un maestro del disfraz como puede comprobar el mismo Henry Owston más de una vez. Joseph mantiene un estado de terror sobre toda su banda. Nadie se atreve a descubrirlo ni a dar pistas sobre él porque su venganza es terrible. Por otra parte, entre Martin Hews y Joseph hay establecida una auténtica guerra de poder que sólo acabará con la destrucción de uno de los dos adversarios, aunque las razones de tal odio sólo las conocen ellos mismos. El objetivo de Joseph es, sin duda, apoderarse de la colección de arte de su enemigo para derrotarle.

En la casa de Hews vive también la sobrina de éste, la huraña Beatriz Essiter, que al relacionarse poco a poco con Owston irá perdiendo parte de su hieratismo inicial. Al final ambos acabarán enamorándose. Por otra parte, Raquel tampoco dejará de intentar seducir al mayor Owston para intentar escapar de la casa.

Owston junto con los empleados de Hews tendrá que repeler varios ataques a la casa por parte de Joseph, ya que la policía se ve impotente para luchar contra el desconocido bandido. La idea de Hews es que Owston se sirva de Raquel para descubrir el paradero de Joseph. Owston se niega a tales planes por cuestiones de caballerosidad. Entonces Owston es enviado por Hews a Londres donde establece su cuartel general en un apartamento pagado por el millonario. Junto con Beatriz, ambos intentarán averiguar en el ambiente de la alta sociedad quién es Joseph. Por otra parte, el mayor Owston establece una alianza con el inspector Bloor de Scotland Yard para trabajar juntos contra Joseph. Su objetivo parece ser un enigmático Mr. X que se relaciona con la aristocracia. Pero una noche Beatriz es raptada por los hombres de Joseph en un club nocturno y Owston es drogado de manera que aparezca como un borracho y acabe en los calabozos de la policía.

Al saber que Donkin ha sido asesinado, Hews deja ir a Raquel como señuelo para descubrir a Joseph, pero ésta es tratada de forma cruel por parte de éste. A partir de este momento las cosas van a precipitarse hasta llegar a un explosivo desenlace y el enfrentamiento final entre Joseph y Hews, mientras que Owston intentará localizar como sea a Beatriz.

Efectiva novela de intriga llena de vericuetos y giros inesperados. Su construcción es tan laberíntica como la propia casa del millonario que da título a la novela. A pesar de su extensión, se lee con agrado y hace que la atención del lector no baje en ningún momento. Contiena además algunos momentos realmente increíbles como la batalla entre los hampones de la banda de Joseph y los clientes de un hotel que es asaltado en una acción casi militar. Como dijimos, es una lectura entretenida a pesar de sus insólitas premisas y a la que hay que saber situar en su época. Oppenheim, un autor algo olvidado, está a la altura de un contemporáneo suyo, Edgar Wallace, que quizá ha gozado de más popularidad entre el público.

viernes, 9 de octubre de 2015

Los cinco tras el pasadizo secreto (Five On a Secret Trail). Enid Blyton



Los Cinco tras el pasadizo secreto (Five On a Secret Trail) es una novela de la escritora británica Enid Blyton publicado en 1956. Corresponde al 15º libro de la serie de Los Cinco. En España fue publicado por Editorial Juventud en 1968 dentro de su colección Club de los Cinco con el número 36. La traducción era de Antonio de Quadras y las ilustraciones de José Correas. Tiene 159 páginas.

El perro Tim tiene una herida en la oreja, y el veterinario le ha colocado un collar de cartón para que no se rasque. Jorge teme que se rían de su perro, y se va a acampar a Kirrin Common, al final de Carters Lane. Ana llega a los pocos días, y las dos niñas encuentran a un chico llamado Guy, que está excavando en un campamento romano, muy aficionado a las bromas, que tiene un perro llamado Jet. Unas veces es muy agradable y otras se muestra muy antipático.
Una noche, durante una tormenta, las chicas se refugian en una casa abandonada, durante un relámpago, Ana cree ver un grupo de gente de pie fuera de la casa. También a ambas les parece que alguien se ha asomado a la ventana. A la mañana siguiente, acobardadas deciden marchar a Villa Kirrin, pero la llegada de Julian y de Dick hace que recuperen el valor.
Una noche se esconden en el piso superior de la casa abandonada, donde asisten a un espectáculo fantasmagórico de extrañas luces moviéndose. Pero los Cinco no se asustan con esto y otra noche escuchan a unos individuos decir que un tal Pablo escondió planos importantes detrás de una piedra blanca. Al ir a ver a Guy, encuentran a su hermano gemelo, Enrique, que les dice que han raptado a Guy. Ana encuentra la piedra blanca en la fuente, Con la ayuda de Enrique, mueven la piedra y encuentran un túnel, donde encuentran una bolsa en la que están los planos robados. Descubren también otro túnel, bloqueado por escombros. Al quitarlos, encuentran a Jet y a Guy con una pierna lastimada. Guy les cuenta que los villanos han ido a por herramientas para limpiar la zona de escombros. Cuando regresan los villanos deslizándose en el túnel con cuerdas, Julian se las quita, dejándolos atrapados. Los niños regresan a Kirrin, donde acuden a la policía para que rescate y prenda a los villanos.

El decimoquinto libro de la serie tiene un título mejor que el anterior (Los Cinco se divierten, 1955) y en conjunto tiene una premisa bastante excitante: los Cinco acampan en plena campiña cerca de una vieja casa de campo abandonada donde unos extraños husmean al anochecer mirando debajo de las losas de piedra del patio de un cierto tamaño. ¿Por qué todo este secreto? ¿Por qué los extraños organizan un espectáculo de luces fantasmagóricas para asustar a los Cinco?
A pesar de ello, la novela es muy floja. Nos encontramos con el acostumbrado grupo variopinto de villanos y los túneles secretos de siempre (aunque esta vez no escondan joyas, dinero u oro). En el fondo estamos ante las mismas ideas plasmadas de otra manera.