miércoles, 9 de marzo de 2016

Maldito cazador. Marcial Lafuente Estefanía



Novela de Marcial Lafuente Estefanía (1903-1984) publicada por Editorial Bruguera en 1965 dentro de su colección Salvaje Texas con el número 482. Tiene 124 páginas y costaba 8 pesetas. La ilustración de la cubierta es de Jorge Samper.

En la población de Babb (Montana) tiene lugar el juicio contra un presunto cuatrero que ha sido detenido junto con un rebaño de ovejas. El hombre carece de defensor y cuando intenta defenderse a sí mismo es abatido a tiros por Hugo Sheridan, el dueño del saloon, con la excusa de que le había insultado. El juez Wallace y el sheriff disculpan este hecho porque Hugo es muy temido dentro de la población. Las ovejas del hombre son subastadas y el dinero recaudado es ofrecido a Verónica, la maestra de Babb, para invertirlo en la escuela. Verónica, de la que está enamorado Hugo, se niega a aceptarlo por provenir de una injusticia clara. El dinero se ofrece como premio en un concurso de tiro.
Durante el concurso, aparece en la población el cazador de las montañas Mike Cliver con un pequeño indio Nez Percé. El niño tiene fiebre y Mike busca quinina para mitigarla. Todo el mundo se niega a atenderle menos Verónica y Mirian. Ésta última consigue la quinina del almacén de su padre. Mike marcha de nuevo a las montañas con el indio, no sin antes tener que defenderse de los matones locales. Ana, la sobrina del ranchero Lewis Mason y amiga de las otras dos muchachas, se ofrece acompañarle hasta las montañas para cuidar al niño indio, pero Mike se niega porque eso la pondría en peligro.
El tío de Ana debe una gran cantidad de dinero al banquero local, Henry Now, que únicamente se lo presta porque está enamorado de Ana. En cualquier momento el rancho que se dedica a la agricultura puede ser embargado por el banco. Una gran tormenta amenaza con arruinar la cosecha anual, pero cuando Mason, su esposa y Ana recorren sus tierras se dan cuenta de que la cosecha ha sido recogida por Mike y sus amigos indios y almacenada en los graneros. Mason piensa pagar sus deudas con lo que le paguen por el grano pero Now se niega a aceptar el pago porque el plazo ha caducado y las tierras y el grano ya pertenecen al banco. De todas maneras, Mirian les paga por el grano y Mike interviene para aclarar las cosas y conseguir que se puedan cancelar las deudas. De paso, tiene que enfrentarse con los matones de Now, mientras que los indios a petición de Mike protegen las tierras de Mason.
Llegan entonces a Babb dos ganaderos ovejeros, Ross Leman y Jack Rangely, que compran su rancho al viejo Duke Willard haciéndole socio suyo. Ross había sido novio de Verónica en Saint Louis y habían peleado por un malentendido. Ross y Jack quieren crear una gran hacienda ovejera en la zona. Pronto se enteran de que un empleado suyo que traía un rebaño de ovejas, Morley, fue asesinado por Hugo Sheridan, como ya vimos. Ross y Jack prometen vengarle. Mike se une a ellos para imponer la ley en Babb, ya que el sheriff ha dimitido al verse impotente para detener a Hugo y Henry. En su lugar, el juez Wallace ha ofrecido el cargo al mismo Hugo. Por otra parte, Hugo, Henry y el ranchero Nashville preparan el robo al banco para apoderarse del dinero y echar la culpa a los indios. Asimismo quieren apoderarse de las tierras del ranchero Down introduciendo ganado ajeno en ellas para acusarle de cuatrero.

Una de las mejores novelas de Estefanía que hemos leído ya que posee una trama coherente y  mantiene el interés del lector hasta el final. El autor no pierde de vista la lógica del relato y no aparece demasiado peleado con la sintaxis en un texto más cuidado de lo habitual en él. No puede evitar, sin embargo, alguna exageración o incoherencia pero reducidas al mínimo. Esta novela es un buen ejemplo de lo que hubiera podido escribir don Marcial si el éxito no le hubiera obligado a multiplicar su producción hasta límites increíbles, rebajar el nivel de su escritura y crear una factoría de novelas, como fue el caso. Por otra parte, como siempre en él, aparece su desconfianza hacia las figuras de autoridad, la corrupción o necedad de éstas y su fe en la justicia popular.

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