viernes, 29 de mayo de 2015

Los cigarros del faraón (Les Cigares du pharaon). Hergé



Los cigarros del faraón (Les Cigares du pharaon) es el cuarto álbum de Las aventuras de Tintín, la serie de cómics del dibujante belga Hergé. Encargado por el periódico conservador belga Le Vingtième Siècle para el suplemento infantil Le Petit Vingtième, fue publicado semanalmente desde diciembre de 1932 hasta febrero de 1934. La historia trata del joven reportero belga Tintín y su perro Milú, que están de viaje en Egipto cuando descubren la tumba de un faraón lleno de egiptólogos muertos y cajas de puros. Persiguiendo el misterio de estos cigarros, viajan a través de Arabia Saudí y la India, y revelan los secretos de una empresa internacional de contrabando de drogas.
Tras las aventuras de Tintín en América, Los cigarros del faraón fue un éxito comercial y se publicó en forma de libro poco después de su conclusión. Hergé continuó las aventuras de Tintín con El loto azul, argumento que siguió a partir de Los cigarros del faraón. La serie en sí se convirtió en una parte definitoria de la tradición de cómics franco-belgas. En 1955 fue redibujado y coloreado, en un distinguido estilo ligne-claire de Hergé para su republicación por Casterman. El análisis crítico de la historieta se centró en la innovación y la aventura introduce a los recurrentes personajes de los detectives Hernández y Fernández y el villano Rastapopoulos.
En España Editorial Juventud publicó el álbum en 1964 con traducción de Concepción Zendrera.

De vacaciones en un barco de crucero desde el Mediterráneo con destino a Shanghai, Tintín y su perro Milú se encuentran con el millonario director de cine Rastapopoulos y el excéntrico egiptólogo Filemón Ciclón antes de llegar a Port-Said. Cuando los policías Hernández y Fernández acusan a Tintín de contrabando de heroína, el joven periodista se escapa del barco y se une a Ciclón en la búsqueda de la tumba del desconocido faraón Kih-Oskh en Egipto. Tintín descubre que la tumba está llena de cajas de cigarros etiquetados con un símbolo misterioso, pero él y Ciclón caen inconscientes después de que un enemigo invisible les gasease. Luego son llevados a bordo de un barco de madera en el interior de sarcófagos, capitaneado por el contrabandista Allan Thompson, pero para evitar la guardia costera Thompson ordena que arrojen a Tintín y Milú por la borda. Estos son rescatados por un traficante de armas que les lleva a Arabia Saudí. Viajando por tierra, Tintín se tropieza con el Sheikh Patrash Pasha, un gran fan suyo, y se encuentra con Rastapopoulos, quien filma una película. El ejército local recluta a Tintín y luego lo arresta como espía, antes de que Hernández y Fernández lo rescaten.
A bordo de un avión, Tintín se escapa de Arabia Saudí, pero se queda sin combustible en la India y se estrella en la selva. Allí vuelve a encontrarse con Filemón Ciclón, que ha perdido la razón como resultado de haber sido inyectado con zumo de Rajaijah: "el veneno de la locura". Tintín es hipnotizado por un fakir e internado en un sanatorio, del que pronto se escapa. El joven reportero conoce al Maharajá de Gaipajama, los dos se hacen amigos y este revela que su familia siempre ha estado luchando contra una banda de contrabando de opio. El fakir aparece y Tintín lo persigue, descubre el escondite de los traficantes drogas y es capaz de capturarlos. Tintín reconoce su símbolo de Kih-Oskh y se da cuenta de que es la misma organización que operaba en Egipto y Arabia. El fakir escapa y el líder enmascarado de la conspiración secuestra al hijo del Maharajá. Tintín los persigue en un coche deportivo, rescata al muchacho y el líder muere al caer de un precipicio. Tintín vuelve a Gaipajama, donde es agasajado a su regreso. En las celebraciones desenvuelve uno de los cigarros con el misterioso símbolo de Kih-Oskh y Tintín explica al Maharajá cómo el opio ha pasado de contrabando por todo el mundo a través de los cigarros.

lunes, 25 de mayo de 2015

La décima pista (The Tenth Clew). Dashiell Hammett


La decima pista (The Tenth Clew) es un relato de Dashiell Hammett (1894-1961) publicado en el número de enero de 1924 de la revista Black Mask.

La acción del relato transcurre en San Francisco. El agente de la agencia de detectives Continental (el Continental Op) es llamado con urgencia por el millonario Leopold Gantvoort para un asunto de suma gravedad. Tras esperar dos horas en su casa sin que Gantvoort aparezca y cuando está despidiéndose del  hijo de éste, Charles, una llamada de teléfono de la policía informa de que Gantvoort ha sido encontrado asesinado en el interior de un coche. Al parecer, Gantvoort se dirigía a la casa de su novia, Creda Dexter, pero nunca llegó a su destino. Gantvoort ha sido asesinado por un fuerte golpe en la cabeza usando una máquina de escribir que se encuentra en el interior del coche junto con objetos personales del muerto y otros que nada tienen que ver con él. En total, nueve posibles pistas que no parecen conducir a ninguna parte. Lo único que el agente de la Continental y el sargento de la policía O'Gar consiguen averiguar es que tanto Madden Dexter, el hermano de Creda, como el hijo de Leopold se oponían al matrimonio de Gantvoort y la chica. Gantvoort había llamado a la Continental a causa de las amenazas de un tal Emil Bonfils, que le había disparado la noche anterior y que buscaba vengarse por unos hechos desconocidos de suma gravedad que habían sucedido en París en 1902. Así lo confirma una carta amenazadora encontrada junto al muerto escrita con la máquina que sirvió de arma para el crimen. Por otra parte, no parece haber más sospechosos, ya que Madden Dexter estaba en viaje de negocios en Nueva York por cuenta de Gantvoort y el hijo de éste tiene una coartada casi irrebatible.

El agente y la policía local se enfrentan, pues, con un asesinato y un exceso de pistas. En lugar de seguir éstas hasta el violento final, el agente de la Continental las ignora y se centra en el hombre que está detrás de ellas, rastreando la personalidad de éste más que las evidencias. Para Hammett, la deducción és, a lo más, una atracción secundaria y no sólo no se le suministran casi nunca al lector todas las piezas del rompecabezas antes de revelar quién es el culpable, sino que igualmente casi nunca se muestra el proceso de deducción del agente de la Continental.

viernes, 15 de mayo de 2015

Las ratas en las paredes (The Rats in the Walls). H.P. Lovecraft


Las ratas en las paredes (The Rats in the Walls) es un relato de H.P. Lovecraft escrito entre agosto y septiembre de 1923 y publicado por primera vez en la revista Weird Tales en marzo de 1924. 

La acción del relato ocurre en 1923 y es narrada por un descendiente de la familia De La Poer, que se ha trasladado de Massachusetts a su propiedad ancestral en Inglaterra conocida como el Priorato de Exham, actualmente en ruinas. Para consternación de los cercanos habitantes del lugar, él restaura el Priorato demostrando claramente su ignorancia de la historia horrible que se relaciona con el lugar. Después de trasladarse a vivir en él, el protagonista y sus gatos, especialmente su gato negro favorito llamado Negrito, oyen ratas corriendo detrás de los muros en varias ocasiones. Después de varias investigaciones (y también sueños repetitivos), descubre que su familia había mantenido una especie de ciudadela subterránea durante siglos y que se alimentaban de carne humana, yendo tan lejos como para criar generaciones enteras de "ganado humano" e incluso algunas habían retrocedido al estado de cuadrúpedos. Al final, el protagonista, inconscientemente enloquecido por las revelaciones acerca del pasado de su familia y conducido por una crueldad hereditaria, ataca a su amigo Norrys en la oscuridad de las construcciones de la caverna con la intención de devorarle. Más tarde es encerrado en un manicomio. Otro de los investigadores, el medium Thornton, ha enloquecido también. Poco después, el Priorato de Exham es destruido. El protagonista de la historia mantiene su inocencia proclamando que fueron las ratas las que atacaron a Norrys. Las ratas seguirán atormentándole con sus sonidos corriendo tras los muros de su celda.

Mucho después de escribir Las ratas en las paredes, Lovecraft anotó que la historia le fue sugerida por un hecho muy banal: los crujidos del papel pintado de las paredes por la noche y la cadena de imágenes que resultaba de esto. En su diario Lovecraft aparece también el germen del relato: "Un horrible secreto en la cripta de un antiguo castillo descubierto por el propietario." Steven J. Mariconda menciona el libro Curious Myths of the Middle Ages (1868) de Sabine Baring-Gould (1834-1924) como una fuente para la narración. La descripción de la caverna debajo del priorato tiene muchas similitudes con la descripción que hace Baring-Gould del Purgatorio de San Patricio, un legendario lugar sagrado irlandés, y la historia de las ratas invadiendo la superficie exterior puede estar inspirada por el relato que hace la misma autora de la leyenda del obispo Hatto de Mainz, que fue devorado por las ratas después de quemar a campesinos famélicos durante una hambruna. Junto al río Rhin aún se yergue la Torre de los Ratones en recuerdo de esta leyenda medieval.

Partes de la historia de Lovecraft muestran un llamativo parecido con el famoso "sueño de la casa" de Carl Gustav Jung, que éste contó a Sigmund Freud en 1909, aunque esto no se conoció antes de 1925: el descenso de alguien en el hogar familiar históricamente estratificado hasta llegar a un sótano de estilo románico. Allí hace correr una losa y desciende por escalones de piedra hasta una caverna prehistórica llena de huesos, cerámica rota, etc.
Leigh Blackmore ha postulado que un rasgo superficial de la historia puede encontrarse en La caída de la Casa Usher de Edgar Allan Poe, cuando Roderick Usher comenta que es tan anormalmente sensible que puede oír "las ratas en las paredes".

Las palabras en gaélico que aparecen al final de historia están tomadas del libro The Sin-Eater de Fiona Macleod (pseudónimo de William Sharp, 1855-1905). Lovecraft escribió a Frank Belknap Long que "la única objeción a la frase es que se trata de gaélico en lugar de galés como demanda un lugar del sur de Inglaterra. Pero como con la antropología, los detalles no cuentan. Nadie va a pararse a notar la diferencia." Robert E. Howard, sin embargo, escribió una carta en 1930 a Weird Tales sugiriendo que la elección de la lengua reflejaba "la teoría de Lluyd acerca de la colonización de Inglaterra por los celtas". Esta nota pasada a Lovecraft inició su voluminosa correspondencia. El área donde se hablaba galés en esa época pretérita cubría no sólo Gales, sino toda la isla por debajo del Muro de Adriano. El gaélico sólo se hablaba al norte del Muro.
S.T. Joshi apunta a un relato de Irvin S. Cobb (1876-1944, autor de Paths of Glory) titulado The Unbroken Chain como un modelo para Lovecraft: "La obra de Cobb introduce un elemento científico posible en su relato acerca de la memoria hereditaria. Un hombre moderno con antepasados de color profiere palabras en una lengua africana cuando es atropellado por un tren bajo circunstancias visuales y auditivas que recuerdan la mutilación de un antepasado suyo por un rinoceronte un siglo antes."

Las ratas en las paredes está libremente conectada con los Mitos de Cthulhu; hacia el final, el narrador nota que las ratas parecen "determinadas a conducirme incluso hasta esas intrincadas cavernas del centro de la Tierra donde Nyarlathotep, el dios loco sin cara, aúlla ciegamente ante el sonido de dos flautistas amorfos e idiotas." En esta referencia a Nyarlathotep, la primera después de introducirlo en un poema en prosa del mismo título, la entidad parece tener muchos de los atributos del dios Azathoth.

La historia fue rechazada por la revista Argosy All-Story Weekly antes de ser aceptada por Weird Tales; Lovecraft afirmó que la primera revista lo encontró "demasiado horrible para las tiernas sensibilidades  de un público delicadamente alimentado". El editor de Weird Tales, J.C. Henneberger, describió la historia en una nota a Lovecraft como la mejor que había recibido su revista. Fue una de los pocos relatos de Lovecraft publicados en una antología durante su vida.
Es notable en él que Lovecraft usa la técnica de referirse a un texto (en este caso las obras reales de Petronio y Catulo) sin dar una completa explicación de su contenido como para proporcionar una ilusión de profundidad y estratos ocultos a su obra. Más tarde refinó esta idea con el Necronomicon que prevalece en sus relatos de los Mitos de Cthulhu.
Igualmente importante para el posterior desarrollo de los Mitos de Cthulhu fue el que este relato volviera a publicarse en Weird Tales en 1930, lo que provocó la carta de Robert E. Howard alabando la obra. Lovecraft y Howard se convirtieron en amigos y mantuvieron corrrespondencia hasta la muerte del último en 1936. Esta conexión literaria se ve reflejada en cada autor añadiendo aspectos de la obra del uno a la del otro. Howard está considerado como uno de los más prolíficos de los autores de los Mitos de Cthulhu.
Kingsley Amis consideraba a esta narración (junto con El horror de Dunwich) como una de las historias de Lovecraft "que logra un grado de horror memorable". Lin Carter la consideraba como una de las mejores de toda la obra de su autor y S.T. Joshi describe el relato como "un ejemplo casi perfecto de cuento en su condensación, su ritmo narrativo, su impresionante clímax y su mezcla de horror y patetismo."