lunes, 16 de octubre de 2017

El hombre que no era nadie (The Man Who Was Nobody). Edgar Wallace


Novela de Edgar Wallace publicada por entregas en la revista Yes or No a partir de febrero de 1921. En 1927 apareció en forma de libro.

Marjorie Stedman, secretaria confidencial de Mr. Vance, un prestigioso abogado de Londres, acude al piso de Alma Trebizond, actriz y esposa de Sir James Tynewood, para entregar una carta. Tynewood en esa ocasión está desagradablemente borracho. Cuando se requiere una segunda entrega, Marjorie viaja a la mansión de Tynewood Chase. La recibe un tal doctor Fordham, que la deja sola para atender a algo urgente. Marjorie oye un tiro. Cuando abre la puerta de un salón, descubre a Sir James tendido en un charco de sangre. El hombre que sostiene el revólver es alguien que Marjorie ha visto antes, un misterioso aventurero africano llamado Pretoria Smith, también cliente de Mr. Vance. Marjorie es despedida rápidamente de la casa con la excusa de que ha presenciado sólo un accidente. Mr. Vance le comunica al día siguiente que Sir James Tynewood se ha recuperado y que se ha ido de viaje a Sudáfrica, aunque todo parece indicar que de hecho ha desaparecido sin dejar rastro.

Solomon Stedman, tío de Marjorie, ha hecho fortuna en las minas de cobre de Sudáfrica y se ha asociado para su explotación con Pretoria Smith. El tío Solomon mantiene a Marjorie y a su madre y para hacer heredera de su fortuna a Marjorie pone como condición que ésta tendrá que casarse con Pretoria Smith. La muchacha se opone a tal decisión porque no conoce en absoluto a su futuro marido y además sabe que está involucrado en la desaparición de Sir James Tynewood. Alma Trebizond, ahora Lady Tynewood y amiga de la madre de Marjorie, intrigará también para impedir la boda y la felicidad de la pareja, al creer que Pretoria es el causante de la desaparición de Sir James. 

Edgar Wallace nos propone aquí una novela romántica con un poco de misterio, con una protagonista atractiva e inteligente, un misterioso y rudo aventurero metido en la campiña inglesa y una "malvada" que en el fondo no pasa de ser una cotilla insoportable. Un divertimento ligero para leer en una tarde lluviosa.

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