martes, 19 de diciembre de 2017

El secreto del Unicornio (Le secret de la Licorne). Hergé


El secreto del Unicornio (original en francés, Le Secret de la Licorne) es el undécimo álbum de Las aventuras de Tintín, la serie de cómics del dibujante belga Hergé. La historia fue serializada diariamente en Le Soir, el principal periódico francófono de Bélgica, desde junio de 1942 hasta enero de 1943 en medio de la ocupación alemana de Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial.

El secreto del Unicornio fue un éxito comercial y fue publicado en forma de libro por Casterman poco después de su conclusión. Hergé concluyó el arco iniciado en esta historia con El tesoro de Rackham el Rojo, mientras que la serie se convirtió en una parte definitoria de la tradición del cómic franco-belga. El secreto del Unicornio siguió siendo el favorito de Hergé de sus propias obras hasta crear Tintín en el Tíbet (1960).

Editorial Juventud publicó en España El secreto del Unicornio en 1959 con traducción de Concepción Zendrera.

Hernández y Fernández acuden al Mercado Viejo para investigar una misteriosa serie de robos de carteras. Allí se encuentran con Tintín, quien adquiere en el mercado la maqueta de un barco. Poco después de comprar el regalo, es abordado por dos individuos que le hacen ofertas por la maqueta. El primero es un tal Ivan Ivanovitch Sakharine; el segundo, cuyo nombre se ignora todavía, resulta ser un tal Bernabé. Poco después Tintín recibe en su domicilio la visita de Sakharine, quien sigue intentando comprar el barco. Tintín se niega de nuevo. Milú derriba accidentalmente el barco y rompe el mástil, y cuando Tintín está arreglando los desperfectos llega el capitán Haddock, quien queda muy sorprendido al ver el barco. Lleva a Tintín a su casa y le enseña un cuadro en el que aparece el mismo barco, llamado el Unicornio, tras un retrato de un antepasado de Haddock, el caballero Francisco de Hadoque, que vivió en la época de Luis XIV. Tintín regresa a casa, y descubre que el barco ha desaparecido. Acude a indagar a casa de Ivan Ivanovitch Sakharine, y descubre que éste posee un modelo de barco idéntico al que le han sustraído (no es el mismo, ya que el mástil no está roto). Al regresar a su casa, lo encuentra todo revuelto, señal de que el que sustrajo el barco ha regresado en busca de algo más.

Al día siguiente, cuando está poniendo orden en su casa, Tintín descubre un extraño pergamino con un mensaje en clave. Deduce que se encontraba oculto en el mástil de la maqueta del Unicornio, y se dirige a casa del capitán Haddock para hacerle partícipe de su descubrimiento. Cuando llega, la puerta está cerrada y Haddock no responde a las llamadas de Tintín, quien opta por derribar la puerta, y se encuentra a su amigo, bastante borracho, tocado con un sombrero semejante al de su antepasado del cuadro, y blandiendo un sable. Haddock le cuenta que ha estado leyendo las memorias del caballero de Hadoque, y empieza a narrar (y a escenificar, al mismo tiempo, a veces con grave perjuicio del mobiliario), acompañándose de varios tragos de una botella de whisky, el enfrentamiento de su antepasado con un famoso pirata, Rackham el Rojo. De la historia se deduce que su antepasado conocía el emplazamiento del tesoro de este pirata. Además, en las memorias del caballero de Hadoque figura una especie de testamento en que él lega a sus hijos tres modelos de su barco, el Unicornio, con la indicación de que moviendo el palo mayor llegarán a saber toda la verdad.

Tintín deduce rápidamente que el pergamino que ha encontrado en su casa es uno de los tres que hay ocultos en esos tres modelos de barco, y que todos juntos servirán para conocer el lugar en que se encuentra el tesoro. Sin embargo, cuando va a enseñárselo a Haddock, descubre que se lo han robado, ya que le ha desaparecido la cartera. Entonces, Tintín y Haddock deciden visitar a Sakharine, que posee otra de las tres maquetas del barco del caballero de Hadoque. Lo encuentran desvanecido, y descubren que el mástil de su reproducción del Unicornio está vacío: alguien se ha llevado el pergamino correspondiente. Cuando se recupera, les cuenta que ha sido visitado por un hombre en el que Tintín reconoce al que intentaba comprarle el barco en el Mercado Viejo. Cuando salen de allí, son abordados por ese mismo hombre, pero le disparan desde un automóvil, y cae gravemente herido. Antes de perder el conocimiento, señala de forma enigmática a unos gorriones.

Hernández y Fernández logran recuperar varias de las carteras robadas, entre ellas las de Tintín, con lo cual éste recupera el pergamino encontrado en su maqueta del Unicornio. Sin embargo, poco después es secuestrado por unos enigmáticos personajes que lo encierran en una especie de cripta, en algún lugar del campo. Logra escapar de la cripta y encuentra un almacén lleno de antigüedades. Sus secuestradores son en realidad los hermanos Máximo y Gustavo Pájaro, anticuarios, y se encuentra en el Castillo del Molino. Tanto los Pájaro como su mayordomo, Néstor (que terminará convirtiéndose en el mayordomo del capitán Haddock al final del siguiente álbum), intentan atrapar a Tintín, sin conseguirlo. Tintín logra telefonear al capitán para pedir ayuda, y escapa del castillo, perseguido de cerca por sus secuestradores y por Néstor. Después de muchas peripecias, el reportero consigue dominar a sus secuestradores, con la ayuda de Milú y del capitán Haddock, que aparecen en el último momento. Uno de los hermanos Pájaro o Ave logra huir.

Cuando Hernández y Fernández detienen a Celestino Panza, el ladrón de carteras y cleptómano que no puede resistir la tentación de robar estos accesorios, Tintín encuentra la cartera de uno de los hermanos Pájaro, con lo que logra reunir los tres pergaminos. Juntos, indican unas coordenadas de latitud y longitud —exactamente 20°37'42.0" N 70°52'15.0" W—, que permitirán a Haddock y Tintín iniciar la búsqueda del tesoro del pirata Rackham el Rojo.

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