martes, 22 de enero de 2013

El revólver del forastero. Keith Luger


Novela de Keith Luger (Miguel Oliveros Tovar) publicada en su primera edición en 1959. Hemos leído la segunda edición de enero de 1971 publicada con el número 56 en la colección Héroes de la Pradera de Editorial Bruguera.

Tony Sheldon llega al pueblo de Los Sauces en busca de los asesinos de su hermano. Tiene con éstos un duelo en el que resultan muertos, pero con tan mala fortuna que también resulta herido un niño llamado Jimmy. Una propietaria de rancho, Betty Darby, también presencio el duelo y piensa que Tony es un vulgar pistolero. Únicamente parecen confiar en él Hunter, herrero y juez del pueblo, y el médico. Tony se interesa por Jimmy y decide quedarse hasta que el niño se recupere. Por Hunter se entera de que el amo de la comarca es un ranchero sin escrúpulos llamado Walter Cramer. Él impone su ley en Los Sauces. El alguacil Sam Gilbert le pide a Tony que se vaya, pero éste también se siente atraído por Betty.

Hunter comunica a Tony que Cramer quiere casarse con Betty a cambio de saldar las deudas que tiene el rancho de ella. Por otra parte, se presenta en el pueblo el capataz de Cramer, Clift, que con sus hombres intenta ahorcar a Tony. Tiene lugar una refriega y éste mata a varios de ellos.

Tony decide comprarle el rancho a Betty para que ésta no se vea obligada a casarse con Cramer. La chica confía en él y se lo vende por diez mil dólares. Pero en eso llegan al pueblo dos amigos de Tony: Joe Cactos y Dany Fellini. Dany hace creer a todo el mundo que el dinero de Tony es falsificado para que éste no se meta en líos. Betty se lo cree y rompe el contrato.

Cramer no quiere de ninguna de las manera que Tony permanezca en el pueblo. Lleno de celos y rabia lleva a todos sus hombres al pueblo para acabar con Tony. Pero éste juntamente con sus amigos logra derrotarlos en una espectacular pelea a tiro limpio.

Cramer, viéndose derrotado, huye para llevarse a Betty a la fuerza a México. ¿Llegará Tony a tiempo de salvarla?

Novela ejemplarmente escrita como puro entretenimiento y que recuerda a los westerns americanos de los años 50 en su desarrollo y personajes. 

jueves, 17 de enero de 2013

SAS en Estambul (SAS à Istambul). Gérard de Villiers



Su Alteza Serenísima (SAS) Malko Linge es un príncipe austríaco del Sacro Imperio Romano Germánico cuyo linaje ha venido a menos. Tanto es así que sus antiguas posesiones entre Austria y Hungría se han perdido con los cambios políticos sobrevenidos en el siglo XX. Malko viene colaborando con la CIA desde finales de la Segunda Guerra Mundial y sus ingresos por este trabajo le han permitido recuperar el castillo familiar medio arruinado. Cada misión de Malko encomendada por la CIA le permite restaurar poco a poco zonas del castillo o recuperar muebles u obras de arte vendidas años antes.

La novela aparece en 1965 y, por tanto, en plena Guerra Fría. Creando este personaje, Gérard de Villiers (n. 1929) tenía la ambición confesada de llenar el vacío creado por la desaparición prematura de Ian Fleming (recordemos que éste murió en 1965), pero en lugar de hacer de Malko una simple copia de James Bond, tuvo la inteligencia de orientar la novela de espionaje hacia una vía nueva: la actualidad. Se acaban así los supervillanos de nombres pintorescos, los escenarios fabulosos, las intrigas desorbitadas. Con SAS entramos en el corazón de la historia inmediata. A la fantasía sucede el realismo.

En esta primera novela viajamos a Turquía donde un submarino nuclear americano ha desaparecido en las aguas del Bósforo. ¿Qué ha pasado? Malko debe descubrirlo. ¿Cuáles son sus bazas? Un encanto desmesurado, una suerte insolente y sobre todo una tenacidad a prueba de balas. Porque SAS es un verdadero "señor". Se es príncipe no sólo por nacimiento, sobre todo por corazón y mente, por valentía en el combate, gusto por el esfuerzo y sentido del honor. Cuanto más imposible es una misión, más se empeña Malko en ella. Cuanto más inaccesible parece la victoria, már ardor pone en conseguirla. Espía de profesión pero gentilhombre por carácter, perpetúa contra viento y marea la tradición caballeresca. Por otra parte, Malko jamás lleva armas encima. En este sentido, sus armas son la memoria y la deducción.

Lo que sorprende más en esta primera misión es que el cóctel SAS ya funciona perfectamente. Ciertos autores tantean un poco antes de encontrar el tono justo, la fórmula adecuada. De Villiers supo imponer desde el principio su universo y su estilo. Un universo a base de acción, geopolítica, erotismo y color local. Un estilo directo, rápido, concreto, aprendido en la escuela del periodismo de grandes reportajes. Muchos thrillers escritos en los años 60 parecen obsoletos hoy día. Éste no. Eficaz, entretenido, con sentido del humor, bien documentado, huele a Guerra Fría y se lee con mucho agrado.

Encontramos en él ya a personajes que serán frecuentes en esta larguísima serie de novelas (casi 200): los gorilas de la CIA Chris Jones y Milton Brabeck, que aportan humor y violencia, y el que será el hombre de confianza de Malko, el turco Elko Krisantem, aquí todavía ejerciendo de guía y pequeño asesino a sueldo en Estambul. Las mujeres que aparecen en la novela son todavía meros objetos decorativos y el erotismo está aún minimizado.

Ni que decir tiene que Malko descubrirá finalmente por qué desapareció el submarino nuclear y desmantelará la red de espías soviéticos que trabajan en Estambul con un final que recuerda al de Operación Trueno (Thunderball), quizá la más famosa de las novelas de Ian Fleming sobre James Bond.

martes, 8 de enero de 2013

Los halcones del cráter (Hawks of the Golden Crater). George L. Eaton


Los halcones del cráter (Hawks of the Golden Crater, 1934) de George L. Eaton  es el número 1 de la colección Hombres audaces publicado en España en 1936 y en la Argentina en 1938 por Editorial Molino.

Bill Barnes, un as de la aviación y veterano de la Primera Guerra Mundial, posee un aeródromo propio donde ha desarrollado el prototipo de un nuevo avión parecido al autogiro. Los amigos de Barnes (Shorty, Red, Beverly, Scotty y el joven Sanders) son todos expertos aviadores y se ocupan del aeródromo. Hace un tiempo que aviones misteriosos parecen sobrevolar de noche las instalaciones, pero les resulta imposible capturar a una de estas naves.

Cuando un capitalista interesado en el prototipo de Barnes es asesinado en las oficinas de éste, la policía interviene y las cosas se complican. Se suceden una serie de misteriosos atentados provocados por una banda de misteriosos orientales muy interesados también en el nuevo avión. Aparte de ello, los acreedores acosan a Bill Barnes para que pague sus deudas.

A éste no le queda más remedio que atender la llamada de Mr. Flanders, un empresario de Seattle. Un socio de éste, un minero llamado Bob Lawton, ha descubierto un gran filón de oro en el interior de un volcán en Alaska.

Barnes y Flanders deciden organizar una expedición aérea a Alaska para conseguir el oro.

Pero los espías acechan. Los misteriosos orientales se enteran de la existencia del filón y también envían una expedición aérea hacia allí para hacerse con el oro. Por otra parte, Morgan Catesby, el principal acreedor de Barnes, también se entera del asunto y contrata los servicios de Mico Morton y sus matones, una banda de criminales aviadores. Además, Morton es el rival desde siempre de Barnes y también busca su venganza.

Huyendo de los acreedores, la expedición de Barnes llega a Alaska, no sin incidentes y sabotajes diversos.

El volcán que contiene la mina de oro tiene sus cumbres siempre cubiertas por una cortina de nubes. Cada vez que los aviones de Barnes se acercan allí son atacados por los aviones de los orientales, que han llegado primero. A su vez unos misteriosos tentáculos parecen surgir de las nubes y atacar a los aviones que se acercan demasiado. Por otra parte, el campamento de Barnes sufre un ataque nocturno por parte de los orientales.

La banda de Mico Morton también está acampada cerca de allí esperando su momento.

El joven Sanders es capturado por Morton que le tortura para sacarle información acerca de Barnes, pero el chico miente y más tarde logra escaparse metiéndose en una gigantesca caverna. Antes se ha enterado de los planes de Morton para volar el campamento de Barnes con dinamita. Sanders va a parar al campamento de los orientales, que le destinan al verdugo.

Por su parte, Bill Barnes en un reconocimiento en solitario del misterioso volcán, es capturado también por los orientales, que le llevan hasta el verdugo, encontrándose con Sanders.

Barnes vence al verdugo y, junto con Sanders y el piloto Marston, escapan a través del sistema de cavernas. Llegan otra vez al campamento de Morton sin poder impedir que éste vuele el campamento de Barnes.

Los orientales han empezado ya a llevarse el oro en aviones de carga. Ellos eran quienes habían colocado globos con tentáculos dentro de las nubes para impedir que se acercasen otros aviones.

Barnes consigue recuperar su avión autogiro y buscando venganza se enfrenta él solo a los aviones orientales y a los de Mico Morton. Cuando la batalla aérea es más reñida, llegan los amigos de Barnes, que realmente habían sospechado que alguien iba a atacar su campamento. Los orientales y Morton son derrotados, aunque los primeros han conseguido llevarse parte del oro. Lo que queda de éste es suficiente para que Barnes pague a sus acreedores y conserve una fortuna considerable que le permita emprender nuevas aventuras.

viernes, 4 de enero de 2013

El planeta misterioso. George H. White


Novela de George H. White (Pascual Enguídanos) publicada en 1953 como el número 2 de la colección Luchadores del espacio de Editorial Valenciana. Se reeditó en 1974 muy retocada por su autor.

Harry Tierney, un próspero empresario aeronáutico norteamericano, ha diseñado un prototipo revolucionario de avión, el Lanza, gracias a la ayuda de sus colaboradores y de Erich Von Eicken, un científico alemán afincado en los Estados Unidos inventor de un nuevo combustible infinitamente más potente que todos los conocidos hasta entonces. Ambos se muestran satisfechos por el éxito obtenido, pero temen, con razón, que su invento pueda caer en malas manos siendo utilizado para la guerra en lugar de para el bien. Así pues, deciden mantenerlo en secreto.
En una de las factorías de Tierney se empieza a construir en secreto el nuevo Lanza, mucho más poderoso y capaz que su hermano menor, mientras sus promotores barajan la posible meta de su viaje. Harry Tierney recuerda la historia que relataron Miguel Ángel Aznar y sus compañeros a su llegada a la Tierra y, aunque no acaba de creérsela del todo, decide que Venus puede ser una buena meta para su viaje. El profesor von Eicken se muestra de acuerdo con él, pero ambos deciden ir más lejos invitando a tomar parte en la aventura al grupo del profesor Stefansson. La mayor parte de ellos aceptan el ofrecimiento y accede a integrarse en la tripulación del nuevo Lanza, que quedará formada por Miguel Ángel Aznar y Bárbara Watt, ya su mujer, el profesor Stefansson, George Paiton y Richard Balmer, junto con Harry Tierney, el profesor von Eicken, su hija Else y los empleados de Tierney Thomas Dyer, mecánico, Edgard Ley, delineante, y Bill Ley, hijo de este último.
El vuelo del Lanza se desarrolla sin percances y, una vez llegados a su destino, los protagonistas aterrizan en la región tropical del planeta poblada de dinosaurios. Los viajeros se encuentran con los saissais, los habitantes de Venus, que montan sobre pterodáctilos. Dos saissai son derribados de sus monturas aladas por los protagonistas al ser confundidos por éstos con los thorbods, los malvados hombres grises de la primera novela de la serie.


Rápidamente se deshace el equívoco y, tras la mutua sorpresa inicial, ambas partes comprenden que han de ser aliados frente al enemigo común. Pese a la barrera del lenguaje los protagonistas consiguen hacerse entender por sus prisioneros que, confiando en ellos, aceptan conducirlos hasta su ciudad. Pero el peligro acecha. Los saissais sufren razzias periódicas destinadas a conseguir esclavos que los hombres grises utilizan en sus minas e instalaciones fabriles. Camino de la capital saissai los terrestres son testigos, sin que puedan hacer nada por evitarlo, de una de estas incursiones en la que, tras inundar la ciudad con gases anestésicos, los hombres grises marchan de regreso a sus bases cargando con sus nuevos esclavos.
Una vez desaparecidos los thorbods, los terrestres entran en la expoliada población, siendo recibidos con todos los honores por sus habitantes, al intuir éstos que los recién llegados puedan ayudarlos a combatir al odiado invasor que lleva en Venus poco más de una treintena de años. Pese al entusiasmo de los saissais los protagonistas no pretenden, ni mucho menos, plantar cara a un enemigo mucho más poderoso que ellos, conformándose con la mucho más modesta pretensión de volver a la Tierra lo antes posible portando, eso sí, las pruebas necesarias (a ser posible un thorbod vivo) para demostrar la existencia de una amenaza contra nuestro planeta, puesto que no les cabe duda de que la Bestia Gris, una vez que haya dominado Venus, intentará asimismo invadir la Tierra. No obstante, deciden hacer un favor a sus anfitriones atacando una fundición thorbod llamada Pore, en la que gimen varios miles de esclavos saissais. Rápidamente organizan una acción de comandos y, encabezado por Miguel Ángel Aznar y algunos de sus compañeros, parte hacia Pore un pequeño grupo de saissais rápidamente entrenados en el manejo de las armas terrestres. Volando en pterodáctilos, mucho más silenciosos que el helicóptero del Lanza, los guerrilleros llegan hasta la central hidroeléctrica que suministra energía a la fundición y la destruyen amparándose en la falta de vigilancia de los confiados thorbods, haciendo lo propio con la vecina emisora de radio. Acto seguido retornan a su refugio y, tras despedirse de sus agradecidos aliados, parten hacia la Tierra llevando con ellos un prisionero thorbod, con la promesa de que volverán dentro de poco al frente de una flota de Lanzas que les permita conjurar la amenaza de la Bestia Gris.