lunes, 16 de mayo de 2016

El último viaje. Marcial Lafuente Estefanía


Novela de Marcial Lafuente Estefanía (1903-1984) publicada por Editorial Bruguera en 1962. Hemos leído la reedición publicada en julio de 1973 en la colección Búfalo azul con el número 68. Tiene 123 páginas y costaba 12 pesetas.

Estamos en San Francisco (California) durante la fiebre del oro de 1848-1855. El herrero Murphy y su ayudante Stanley están buscando otro hombre que les ayude debido al exceso de trabajo que tienen. Cuando el llega Stayton, barco procedente de Oakland,el capitán Alderson les comenta que lleva a bordo a un vaquero llamado Chester Creek que ha matado a un marinero en una pelea y ha producido daños por valor de 300 dólares. Murphy paga ese dinero al enterarse de que Chester es un experto herrero. Chester insiste en que la pelea se originó porque en el barco le robaron todo el dinero que llevaba. Por otra parte, nos enteramos de que el barco en realidad es un casino flotante en el que suelen desplumar a los incautos que luego desaparecen misteriosamente.
Murphy, Stanley y Chester se dirigen al saloon California, cuya dueña es la bella Helen, de la que Stanley está enamorado. Mientras están en el saloon, irrumpen el ranchero Fillmore Ridgeley y sus vaqueros dispuestos a armar camorra como es costumbre en ellos. Watson, el hijo de Ridgeley, está enamorado también de Helen, pero al sobrepasarse con ella Chester interviene con la consiguiente pelea entre él y Montgomery, el capataz de Fillmore.La pelea la interrumpe Hanna, la hija de Fillmore, que no está en absoluto de acuerdo con los procedimientos de su padre. Además, Hanna es una experta pistolera.
A partir de aquel momento se produce una atracción entre Chester y Hanna, pero ésta no quiere dar su brazo a torcer hasta demostrar que es más rápida con el revólver que Chester.
Después de ello, los tres hombre se dirigen al rancho de Murphy, lindero con el de Fillmore. El sheriff Milford recomienda a Murphy que registre sus tierras porque cualquiera puede quedarse con ellas si se descubre oro en ellas. Murphy así lo hace, contraviniendo los planes de Fillmore, el capitán Alderson y Duck, el dueño de la compañía naviera, que pensaban apoderarse de la tierras de Murphy, sabedores de que en ellas hay mucho oro.Para ello trazan un plan por el que envían al pistolero Grouse para que registre las tierras a su nombre. El encargado del registro es un corrupto que no duda en secundar los planes de Fillmore y sus amigos. Mientras tanto, Chester y Stanley han descubierto oro en las tierras de Murphy y han empezado a explotar el filón.
El sheriff Milford es consciente de que la situación en la ciudad se va poniendo más difícil cada día y pide ayuda al gobernador del estado. Chester evita que un minero enriquecido con el oro pierda su dinero a manos de los tramposos que juegan en el saloon de Helen. En realidad, éstos trabajan para Fillmore y sus socios. Chester consigue que pierdan hasta 30.000 dólares al póquer, pero aunque devuelve el dinero al minero no puede evitar que éste aparezca asesinado y sin sus dólares.
La noche del mismo día Chester y Stanley pasean por el puerto con el sheriff Milford vigilando al Stayton. A la mañana siguiente, el inspector Cut con agentes federales se presenta en el rancho de Murphy y acusa a los tres hombres de la muerte de Milford que ha aparecido asesinado en el puerto. El inspector en realidad trabaja para los conspiradores.
Los tres amigos son encerrados en la cárcel, pero logran escapar gracias a una estrategema organizada entre Helen, Hanna y Ruth, una chica del saloon. Los tres se dirigen a Sacramento para hablar con el gobernador y con la idea de volver y hacer prevalecer la justicia en San Francisco, no sin antes averiguar cosas sorprendentes sobre el pasado de Chester.

Entretenido western de don Marcial donde consigue mantener hasta el final el interés de la trama, aunque no puede evitar algunas exageraciones y olvidos. Una vez más el autor demuestra su desconfianza hacia los que detentan el poder y hacen abuso de él, ya sea económico, judicial o policial. Por otra parte, sería interesante la comparación entre las mujeres pistoleras y bravías de don Marcial y las serranas de la tradición poética española que va del Arcipreste de Hita al marqués de Santillana.

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