Relato de Luis Senarens (1863-1939) publicado en la revista Frank Reade Weekly Magazine núm. 84 en junio de 1904. Costaba 5 centavos de dólar y tiene 36 páginas.
Una vez en la Antártida, la expedición desembarca y ensambla el Electric Scorcher, equipado con "patines" y "engranajes de púas" para el hielo. Tras cruzar la barrera de hielo y entrar en un fiordo que los lleva a una región libre de hielo y nieve, descubren una ciudad en ruinas, rodeada por muros derribados y edificios destrozados, que evidencia una civilización pasada. Randall, como metalurgista, identifica que un casco encontrado contiene oro, sugiriendo que ese metal era común en la región. La razón del abandono de la ciudad se revela a través de la perspicacia geológica de Randall: la región está sujeta a inundaciones periódicas causadas por fuerzas volcánicas subterráneas. De hecho, una inundación masiva los atrapa en una colina, forzándolos a talar pinos para construir una balsa y salvar el Scorcher. Durante esta emergencia, descubren que el capitán Ward y parte de su tripulación los habían seguido debido a la fiebre del oro y probablemente perecieron en la inundación. El regreso es arduo, con el Scorcher sufriendo graves daños, pero Frank utiliza ingeniosamente su cañón eléctrico neumático de dinamita para despejar los bloqueos de hielo y permitir la salida del Black Pearl, que había sido atrapado por el hielo. La expedición regresa con éxito a Nueva York, y aunque el país que recorrieron estaba abandonado, Frank y Randall expresan su deseo de explorar el resto de esa "extraña tierra" en el futuro.