miércoles, 11 de septiembre de 2013

La tierra del terror (The Land of Terror). Kenneth Robeson


En abril de 1933 apareció la segunda aventura de Doc Savage en el Doc Savage Magazine editado por Street & Smith en Estados Unidos. En España fue publicada en 1936 por Editorial Molino en su colección Hombres audaces siendo el número 2 de la serie de Doc Savage.

El estilo de Kenneth Robeson (seudónimo de Lester Dent, 1904-1959) es mucho más florido y exagerado, melodramático en el mejor sentido, que en la primera. Doc y sus cinco amigos se ocupan del primero de los muchos cerebros criminales que van a ser sus oponentes, el diabólico Kar. Éste posee una sustancia llamada el Humo de la Eternidad, un compuesto químico que provoca que la materia se desintegre en una impresionante nube de humo gris y chispas eléctricas. Usando esta arma Kar comete asesinatos y disuelve las cámaras acorazadas de los bancos. Kar y su banda empiezan un reinado de terror que nuestros héroes tendrán que combatir.

En el último tercio del libro Doc persigue a Kar hasta un remoto lugar cercano a Nueva Zelanda donde se halla el yacimiento del Humo de la  Eternidad. Es la isla del Trueno, una especie de mundo perdido escondido por la niebla, habitado por animales prehistóricos, incluso dinosaurios. Hay la suficiente acción y aventura en este libro para satisfacer a cualquier aficionado al pulp.

Aparecen todos los amigos de Doc. Renny incluso tiene un capítulo para él solo, en el cual cabalga un triceratops. Por una vez, Monk y Ham son realmente divertidos. Ham salva las vidas de todos cuando descubre una trampa mortal. Desafortunadamente no vemos mucho de la reacción de Johnny al encontrarse en una isla llena de pterodáctilos y estegosauros e incluso plantas extinguidas. El ritmo de la historia no permite muchas reflexiones.

Aunque se describe invariablemente a Doc Savage como el colmo de habilidad humana, a veces parece superar sus propios límites. Por otra parte, el aspecto de La tierra del terror que más sorprende a los fans de Doc Savage es que nuestro héroe se convierte en una máquina de matar sedienta de sangre. Doc y su equipo utilizan armamento real para sus ametralladoras y no apuntan para herir solamente. En historias posteriores utilizarán bolas de gas del sueño, balas de fogueo o dardos anestésicos.

Doc tiene buenas razones para desbocarse de esta manera. Sólo unas semanas antes su padre, Clark Savage Sr., había sido asesinado. Mientras aún  está asumiendo esta pérdida, su gran amigo Jerome Coffern es asesinado por el Humo de la Eternidad casi a la vista del hombre de bronce, dejando sólo una mano y un brazo para identificarle. Coffern formó parte del equipo de científicos que educó a Doc desde la infancia, pero el viejo químico era más que un instructor. Parece obvio que Jerome Coffern era una especie de figura paterna para Doc. Su muerte, poco después de la de su padre, empuja a Doc al borde del abismo.

Después de esta aventura épica, el hombre de bronce terminará con la violencia. Pronto empezará a introducir técnicas no letales para reducir a los enemigos e insistirá para que sus amigos las utilicen también. No sabemos si fue una decisión del editor o del propio Lester Dent, pero fue un cambio radical. Después de todo Doc es un médico, pronunció el juramento hipocrático y si continuase actuando como un "guardián" que no duda en matar, no podría entrar en un quirófano sin sentirse un completo hipócrita. Se menciona aquí por primera vez al Colegio del Crimen, que usa la psiquiatría más que la cirugía para reformar a los criminales. Eso convertirá al hombre de bronce en el noble modelo que sus fans admiran. Hay un montón de héroes que recurren a la violencia en los pulps, pero sólo un Doc Savage.

Un elemento presente en toda la serie es que Doc inmediatamente determina quién es el cerebro criminal o sus cómplices, fingirá ignorancia y permitirá al villano moverse libremente aunque manteniéndolo vigilado y minimizando el daño que pueda hacer. Doc aprenderá esto por las malas porque en La tierra del terror está completamente enloquecido por Kar y engañado por este genio del mal hasta casi el final de la historia. Sintiéndose traicionado y manipulado por el hombre en el que confiaba, Doc a partir de aquí sospechará de todos los personajes a los que conozca en sus aventuras y los tratará como sospechosos.

La mayor parte del libro consiste en la descripción minuciosa de la persecución de Kar y su banda por parte de Doc y su equipo a través de Manhattan. Terminará en una atracción de feria, un viejo barco pirata. En la última parte del libro, el viaje a la Isla del Trueno, es donde las cosas se vuelven realmente feas. Un cono volcánico oculto por nubes perpétuas que es una de esas tierras olvidadas por el tiempo donde la evolución se ha detenido y los dinosaurios son tal como eran hace 60 millones de años.

La situación se convierte en una pesadilla. Doc y su equipo no han llevado granadas o bombas de gas o armas pesadas, sólo sus ametralladoras y munición limitada, así que los dinosaurios son una verdadera amenaza. Lester Dent los describe como criaturas terribles y demoníacas. Incluso los no depredadores son peligrosos.

Sorprendre un tanto que Doc al final use lo que queda del Humo de la Eternidad para romper el borde volcánico y destruir todo ese mundo prehistórico bajo una avalancha de barro hirviente. Posiblemente Doc subestima la extensión de los daños que la explosión provocará y piensa en la necesidad de exterminar a Kar a toda costa. Si esta historia se hubiese escrito más adelante, Doc trataría de preservar la Isla del Trueno y mantener su existencia en secreto para una investigación científica posterior. De todas maneras siempre nos quedará el mundo perdido descrito por Arthur Conan Doyle o el Pellucidar de Edgar Rice Burroughs.


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