miércoles, 4 de septiembre de 2013

La sombra viviente (The Living Shadow). Maxwell Grant


La sombra viviente (The Living Shadow) se publicó originalmente en el número de abril/junio de 1931 de The Shadow Magazine. Maxwell Grant es el seudónimo de Walter B. Gibson (1897-1985), escritor y mago profesional. En España se publicó en la colección Hombres audaces de Editorial Molino en 1936 siendo el primer número de la serie de La Sombra.

De la oscuridad surge un ser nocturno que le da a Harry Vincent otra oportunidad; una oportunidad para vivir su vida con gozo, peligro y emociones, una oportunidad para arriesgarse por una causa honorable al servicio de un misterioso personaje conocido sólo como La Sombra.

Al ser el primero de la serie, es un relato importante para todos los fans de La Sombra. Presenta el escenario de todas las historias futuras en el transcurso de 18 años. Aunque es un buen relato, tiene sus fallos. Divaga un poco y deja algunos cabos sueltos al final de la historia. Pero no importa al tratarse de una estupenda introducción al personaje y a la serie. Por otra parte, es la historia de La Sombra más reimpresa después.

Los lectores se meten en la acción desde el principio. Harry Vincent se encuentra en un puente, preparado para saltar. La escena es tan evocadora que se utilizó para el comienzo de la película realizada en 1994. Harry está a punto de suicidarse. No tiene trabajo ni dinero ni novia ni amigos. Es salvado por un misterioso personaje al que empieza a llamar La Sombra, que le pone a trabajar como su agente. Su primera misión es vigilar a R.J. Scanlon, un vendedor de zapatos de San Francisco. En realidad Scanlon transporta joyas robadas de Manhattan a San Francisco para un cerebro criminal chino, Wang Foo. Lleva consigo un extraño disco de metal con caracteres chinos, que es el signo de Hoang-Ho. Le servirá para identificarse ante Wang Foo, ya que el correo nunca es la misma persona. Harry no sabe nada del disco chino aún.

Scanlon es asesinado por Steve Cronin, que busca el extraño disco de metal para identificarse como el correo y escapar con la caja de las joyas. Desafortunadamente Cronin no encuentra el disco. Más tarde, Vincent lo encuentra. La Sombra envía a Vincent como mensajero a Chinatown. Harry es descubierto cuando se le pide una llave especial además del disco. Es capturado y torturado. Sólo La Sombra puede ayudarle a escapar de la tortura china.

La Sombra es un maestro del arte del disfraz. Al ayudar a Harry a escapar de las garras de Wang Foo, le vemos disfrazado por primera vez. Aparece como un chino bajo y rechoncho, lo que es sorprendente ya que La Sombra es alto y delgado. También es un increíble experto en idiomas. Aquí habla chino perfectamente.

Tres días más tarde, después de que el pobre Harry se haya repuesto de su mortal experiencia en Chinatown, es enviado a Long Island donde un viejo millonario llamado Geoffrey Laidlow ha sido asesinado a causa de sus joyas ocultas. La mayor parte de la segunda mitad de la historia gira alrededor de la búsqueda del asesino de Laidlow, que a su vez aún busca las joyas. En ello anda metido el abogado corrupto Ezequiel Bingham y su banda. Al final todo encaja porque, al ser encontradas, las joyas irán a parar a Wang Foo. La Sombra vuelve a Chinatown con otro disfraz para desenmascarar a Wang Foo, cuya identidad guarda más de una sorpresa.

Los lectores se darán cuenta de que hay algunas observaciones racistas en la historia. Muchas escenas tienen lugar en Chinatown y algunas de las descripciones de sus habitantes no son halagüeñas. Debemos tener en cuenta que estamos en 1931 y que el relato es un producto de su tiempo. 

De todas formas es un interesante relato que mantendrá al lector pegado en su asiento. Presenta el tono del resto de la serie. Conocemos por primera vez a Harry Vincent y a La Sombra. El detective Joe Cardona está presente, así como Fritz el conserje. Harry conoce al agente de seguros Claude Fellows, el único agente de La Sombra mencionado en la historia. Visitamos la guarida secreta de La Sombra, vemos su anillo en forma de girasol y oímos su misteriosa risa, todo por primera vez.

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