Portada del número 398
Pumby en Jauja es una aventura del gato Pumby con guión y dibujos de José Sanchís (1932-2011) publicada en 1965 en los números 398-401 de la revista Pumby de Editorial Valenciana. Se vendía al precio de 3,50 pesetas.
En Villa Rabitos el profesor Chivete, el amigo de Pumby, ha inventado un coche "trifibio", o sea, que va por tierra, mar y aire. El coche es totalmente automático y Pumby se lo pide prestado a Chivete para pasear a su novia Blanquita. Como al coche basta que se le indique un lugar para dirigirse a él, Blanquita en broma le pide que los lleve al país de Jauja. Atravesando una gran tormenta, que consigue averiar el coche, llegan flotando a una isla donde prácticamente todo es comestible. Sin duda se trata de Jauja. Mientras Pumby da buena cuenta de todas las golosinas que encuentra, el coche desaparece. Luego aparecen unos soldados parecidos a los romanos que exigen a Pumby que pague todo lo que ha comido. El gatito se niega y lo llevan preso ante su emperador Cesáreo. Al mismo tiempo, Pumby ve que también se han apoderado del coche. Cesáreo le condena a sufrir tres pruebas en el circo para pagar la comida y ordena que el coche sea quemado, ya que se niega a obedecer sus órdenes.
Mientras tanto, en la otra mitad de la isla donde viven los Depauperados, los cuales pasan mucha hambre, se organiza una revuelta para invadir Jauja y comerse todo lo que encuentren ya que allí todo es comestible.
Pumby supera las tres pruebas pero Cesáreo se niega a liberarlo. Blanquita aparece en ese momento con el coche volador, al que ha salvado del fuego, y rescata a Pumby. En ese momento, los Depauperados invaden la ciudad y empiezan a comerse todo. Para salvar la ciudad, Pumby aconseja a Cesáreo que bombardée a los Depauperados con cañonazos de comida. De esta manera quedan saciados y se duermen. Cesáreo quiere atacarlos cuando están dormidos, pero su ejército se niega a hacerlo y además nombra a Pumby emperador. Pumby decreta que todos puedan comer lo que quieran mientras pidan permiso o trabajen para pagarlo. Luego nombra otra vez emperador a Cesáreo, que ha aprendido la lección.
Pumby y Blanquita vuelven a Villa Rabitos, su ciudad, con un brote de árbol de la isla de Jauja, que al sembrarlo producirá sorprendentes resultados.
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