jueves, 6 de febrero de 2014
Destino infernal. Clark Carrados
Novela de Clark Carrados (Luis García Lecha, 1919-2005) publicada en 1982 por Editorial Bruguera en la colección Bisonte con el número 1824. Hemos leído la reedición de 2001 publicada por Ediciones B en su colección Bisonte con el número 1062. Tiene 93 páginas y costaba 195 pesetas.
Un vaquero llamado Tex Lane encuentra por casualidad el cadáver de un hombre asesinado. A su lado hay unas alforjas que contienen 100.000 dólares y en sus manos lleva un reloj que consiguió arrancar a su asesino. Tex coge las alforjas para devolver el dinero y se guarda el reloj. Más tarde tropieza con unos bandidos que tienen secuestrada a una chica. Ella es Cassie Brewster y es la hija de un poderoso ranchero llamado Odin Brewster. Éste culpa a Tex de la muerte de su hermano Ewen, un pistolero al que Tex tuvo que matar en defensa propia. Odin ha jurado colgar a Tex de un árbol en cuanto consiga encontrarlo.
El dinero que había en las alforjas era sin duda el rescate que había que entregar a los secuestradores. Tex se entera de que la banda, que está a las órdenes de un tal Jake Cully, había secuestrado a la chica por mandato de un misterioso jefe.
Tex libera a Cassie y ambos huyen perseguidos por la banda de Cully. El vaquero conoce un valle secreto donde pueden esconderse y donde pasó la luna de miel con su esposa fallecida en un tiroteo. Cassie y Tex se esconden allí hasta que unos indios apaches les avisan de la cercanía de la banda de Charn, un salvaje forajido que también anda detrás del dinero del rescate.
Tex y Cassie tendrán que huir de las dos bandas a través de un territorio realmente inhóspito y atravesar dos días de desierto para llegar al pueblo de San Simón donde a Tex le espera una desagradable sorpresa. A la hora de la verdad el reloj encontrado servirá para identificar al auténtico jefe de la banda de secuestradores.
Western un tanto previsible y rutinario donde el autor mezcla la acción con un poquito de romanticismo y unos toques de ligero erotismo. Recuerda un tanto al ciclo de películas que Budd Boetticher dirigió con Randolph Scott a finales de los 50 con muy pocos personajes y en medio de un paisaje rocoso o desértico. La diferencia con otros westerns radica en que el personaje femenino será decisivo al final y es que ya estábamos en los años 80.
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